martes, 29 de septiembre de 2015

Beatles o Stones.

¿Hoy? Hoy te echo de menos, no sabes cuanto. Y lo más irónico es que no te conozco. 
No sé como suena tu voz, o de qué color son tus ojos.
No sé si eres más de té o de café, o de leche con cola-cao. Si eres de perderte o de encontrarte. Si los días de invierno te gusta pasear junto al mar o en cambio prefieres la paz de la montaña. 
No sé si eres de los que canta a voz en grito, o de los que prefiere apreciar en silencio una canción; tampoco sé si eres más de Beatles o de Stones.

Pero sí sé que, de alguna manera, te echo menos a ti y a esa persona que me haces ser, sin inseguridades, sin dudas, sin miedos... con una sonrisa siempre puesta. 

Ojalá llegues pronto y juntos podamos acabar esa canción que llevo tiempo intentando componer, mientras disfrutamos de una puesta de sol, frente al mar o perdidos en la montaña, con un buen café, o té, en mi caso. Y en cuanto a la música... seamos sinceros, Beatles y Stones siempre serán buena opción.

lunes, 12 de enero de 2015

Y entonces, ocurre.

Todos buscan, desesperados, ese algo especial, ese alguien único, singular, que haga que todo cambie. Mariposas en el estómago, risa nerviosa, días en las nubes. Intensidad, deseo, pasión.
Porque, dicen, en ese momento se sabe. Algo sucede y todo cambia, nada vuelve a ser lo mismo.

¿Pero por qué esperar a que llegue alguien a cambiar nuestra vida y no empezar a hacerlo desde este instante? Al fin y al cabo, se supone que somos nosotros mismos los que llevamos el timón de ella.

A veces nos excusamos diciendo que estamos esperando a que las cosas cambien, que ya irán a mejor, que con el tiempo lo que tiene que suceder sucederá... Pero tal vez sería más efectivo que nos hiciéramos con las riendas y empezáramos a tomar decisiones. Sí, decisiones, y lo dice la indecisa, la de las dudas infinitas.

A veces el miedo a lo desconocido resulta realmente aterrador pero, ¿acaso no son peores los "y si"?
El presente está lleno de oportunidades que dejamos pasar a cada momento. Ahora, mientras lees esto, seguro que una de ellas se está escapando. Pero todavía estamos a tiempo de aprovecharla.

Tomar decisiones no es fácil. Son muchas las opciones, y hay que decantarse por una sola, dejando el resto atrás.
"¿Y si me equivoco?" Ahí está. El "y si", la duda de siempre. Y, para evitar posibles errores, optamos por no hacer nada. Es más cómodo, y más seguro. Ni nos haremos daño, ni nos lo harán.

Pero... ¿y si lo hubiera hecho, qué hubiera pasado?

Dicen que es mejor pedir perdón que permiso, y cada vez estoy más convencida de ello. Definitivamente, es mucho peor lamentarse de aquello que no hemos hecho que de un error que hayamos podido cometer. Porque la vida es eso, tropezar, caer y levantarse.

¿Y qué si hemos fallado? Al menos lo habremos intentado. Habremos vivido, con todas las letras, en lugar de dejar que pasen los años mientras nos lamentamos de las oportunidades perdidas.

Y, entonces, ocurre. Llega ese cambio. Pero no porque has conocido al amor de tu vida, sino porque has sentido amor por tu propia vida, y has decidido hacer de ella la mejor historia que se podría contar uno de esos sábados, con tus amigos, tomando unas cañas. Una historia con sus más y sus menos, sus días buenos y sus días malos, sí, pero una historia que es decisión tuya, y de nadie más.

Una historia que empezó ese día en que todo cambió, te hiciste el valiente, y decidiste darte una oportunidad. Superando a las dudas y al miedo al fracaso. Saliendo ahí fuera, donde todo ocurre, para VIVIR. Ese día que tiene un único nombre: AHORA.


Carpe diem.





martes, 6 de enero de 2015

Felicidad


No hay fórmulas secretas para encontrar la felicidad, no valen los mapas, ni las brújulas.
La felicidad no brota de las macetas, no se bebe, no aparece cuando aprietas un botón. La felicidad es un conjunto de instantes, unos que duran más, y otros que duran menos, pero que al fin y al cabo terminan por desaparecer; pero los recuerdos no caducan. 
La felicidad es una simple sonrisa, una simple mirada, un simple gesto, una meta cumplida, superarse a uno mismo... 
La felicidad es algo efímero. 
Alguien me dijo alguna vez que la felicidad es relativa, que nadie es feliz plenamente. 
Quizá sea cierto, quizá sea algo abstracto, quizá no exista... 
Pero también puede que sea una buena idea creer que puedes llegar a algo similar, algo que se le acerque... 
Hay tantas formas de ver y entender la felicidad como formas de dejar pasar la oportunidad de llegar a algo semejante. 


Tal vez hoy sea un buen día para intentarlo.